jueves, 26 de junio de 2008

CAPITULO SEIS, NO DOY CREDITO!

El día de ayer fue súper cuco… empezaré por lo bueno, aunque si lo analizo fríamente, todo fue bueno…
Como sabéis la pasada noche de Saint John volví a caerme. Y lo que en un principio parecía una tontería ha sido dolores constantes (que no Dolores Promesas®), pero nada que no se quite con un buen masaje.
Peter Yong, que así es como se llama mi quiromasajista amerijaponés, tiene unas manos maravillosas. Bueno, no solo unas manos, unos brazos, unos abdominales, un cuerpo…. Estoy segura que si mi amiga Jones lo conociese le diría que con el pintaría hasta el infinito y mas allá. Y es que, gracias al destino, nació con facciones americanas y no con las del fary chupando limones que en paz descanse.
La cosa comenzó con un pequeño masaje en las piernas…poco a poco fue subiendo y…
¡Sary, sary sary contente! Que los fieles son inteligentes y saben de sobra como acabó todo sin que tú pierdas las maneras.
Tras ese maravilloso masaje me vine a mi apartamento, vivo sola aunque pocas veces lo esté. Mi casa parece una convención de lujo constante.
Como me aburría muchísimo quise hacerle caso a J. Jones y me metí en una Web de contactos de esos donde busca con quien dibujar. Pero tengo para mi ¡todos eran feos!
Solo encontré a uno que merecía la pena, con el que estuve hablando toda la tarde…
Por la noche vinieron a mi apartamento unos amigos, a los cuales deje solos por que me fui a casa de Jones a aclarar unos pequeños rifirafes de amigas.
Para mi asombro y una vez que ya estoy sentada en mi maravilloso sofá de piel, oigo como alguien llama a mi puerta de una forma un tanto arisca, gritando al tiempo:

-Te voy a quemar la casa.

¡Yo no podía salir de mi asombro! No daba crédito a lo que allí estaba sucediendo.
Mi visita, pensaba lo mismo, aunque, y no es por ser mal pensada, creo que ellos tenían algo que ver en toda esa trama.
Si al individuo no le bastó con aporrear desmesuradamente mi puerta, comenzó a gritar desde la calle, y claro yo mas aturdida aun.
No es algo que a una York le suceda todos los días… temí el rechazo de mi circulo social. Quienes gracias a la “Virgin of Macarena” no se han enterado de nada.
Sentía miedo, Pánico

J.Jones no se daba crédito a lo que había visto (saben que vivimos en apartamentos colindantes), y, a pesar de ser una urgencia llegó con sus mejores galas y el Vuitton del brazo.
Por dios Jones, ¿no tenias otra cosa en el armario?
No querida, va a venir la policía y nunca se sabe que puede pasar. (me guiñó un ojo con toda su coquetería)
Pocos minutos después llegaron los dos fornidos agentes. (York, a veces sueña con hombres así…. Pero, shhhh yo no he dicho nada)
Eso no era un cuerpo de policía, mas bien eran dos obras de arte del mismísimo LOUVRE.
Hice la declaración más detallada que se puedan imaginar, pero como estaban de servicio, se tuvieron que marchar. No sin antes decir con voz de Bruce Willis en la Jungla de Cristal (al menos así la recuerdo yo):


-Si tienen algún problema no duden en llamarnos.


Y yo en ese momento...




¡¡¡Estaba hasta arriba de problemas!!!!

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